autorretrato en espejo convexo iij










Y no puedo explicar el mecanismo de nivelación,
la razón de que todo haya de reducirse a una sola
sustancia uniforme, un magma de interiores.

y mientras el tiempo se acelera hasta que pronto
es mucho más tarde, tan solo averiguar la salida más directa,
la distancia que existe entre nosotros. Hace mucho tiempo
las pruebas esparcidas significaban algo,
los pequeños accidentes y placeres

Que, por supuesto, sabe
que algunas cosas son posibles, pero
no sabe cuáles. Algún día intentaremos
hacer todas las cosas que podamos

(salvo quizás para alumbrarse pálida y casi
invisible, en un ángulo de atención precipitado a la muerte – lo retomo
más tarde). Lo que debiera ser el vaciado de un sueño
se va inundando incesante a medida que se abre
la fuente de los sueños para que este sueño
pueda crecer, florecer como una rosa densa, desmedida,
desafiando leyes, abandonándonos
al despertar y al intento de comenzar a vivir
en lo que ahora es ya un suburbio.

Las formas conservan
una alta proporción de belleza ideal,” porque se nutren
de nuestros sueños, tan vanos hasta que un día
sentimos el vacio que dejaron.

Parecían extraños porque en realidad no podíamos verlos.
Y sólo comprendemos esto en el instante en que se pierden

Las formas conservan una alta proporción de belleza ideal
mientras secretamente hurgan en nuestra idea de distorsión.
¿Por qué no conformarse con este arreglo si en el fondo
los sueños nos prolongan mientras son absorbidos?
sucede una cosa parecida a la vida, un movimiento
que va desde el sueño hasta su codificación.

el rostro
anclado, incólume tras muchos lances, preparado
para enfrentarse a otros, “más ángel que hombre” (Vasari)
Quizás un ángel se parezca a todo
lo que hemos olvidado, quiero decir cosas
olvidadas que nos parecen familiares cuando
las volvemos a ver, irremediablemente perdidas


Lo hemos sorprendido
trabajando, pero no, él nos ha sorprendido
mientras trabaja. El cuadro está casi terminado,
la sorpresa casi olvidada, como cuando uno mira hacia fuera,











Georg muche





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