pars hiemalis





Yulia Kazban. único asidero






Mucho antes del anochecer 
entra en lo tuyo, en casa tuya, 
                        el de saludo cambiado con la oscuridad.

Mucho antes del amanecer despierta
y aviva, para irse, un sueño encendido,
un sueño, a base de resonancia de pasos:

le oyes las lejanías por medida 

                                             atravesar

y lanzas tu alma hacia ahí.







Yulia Kazbanredil




DER GAST

Lange vor Abend 
kehrt bei dir ein, der den Gruß getauscht mit dem Dunkel. 
Lange vor Tag wacht er auf 
und facht, eh er geht, einen Schlaf an, 
einen Schlaf, durchklungen von Schritten: 
Du hörst ihn die Fernen durchmessen 
und wirfst deine Seele dorthin.

Paul Celan 





















El tiempo cuando suspende su utilidad, repliega su linealidad,
cuando no va hacia el proyecto sino hacia el encuentro.

El espacio separado, la separación como condición y posibilidad de acogida.



También la noche da casa
la noche es el adentro donde se enciende lo que la misma noche salva.

Pasividad.
Aprendizaje en el no poder poder, sólo estar en lo recibido

Escucha los pasos medir la lejanía.
En verdad los pasos miden la desmesura: dicen lejanía no distancia, dicen lo inmensurable:
el espacio en tanto substracción el horizonte en tanto tajo:
                                                                           
                                                                               hacia donde va no se llega

El sueño nos rebasa por dentro. Nos llama de lejos.



Huésped sin rostro y sin nombre: encuentro con quien no es eco de la espera: el desconocido

              El camino que traza.
                                      El don de la pérdida.



Lo que se va es más y otra cosa que lo que alguna vez estuvo: 
es lo que nos llama a encontrar a lo otro.

El otro revela lo propio y revela eso: que no llegamos a nosotros mismos cuando nos encaminamos hacia nosotros:
                                                                   el camino hasta la propia identidad
                                                                   es el de alteridad acogida.

El que llega a nosotros es el que nos lleva hasta nuestra ultima posibilidad:
la de salir de nosotros mismos,
                                                   posibilidad sin regreso,
                                                   transparencia sin reflejo.

El huésped, el que viene, es el que nos lleva hasta el final,
hasta donde no sé que estoy yendo.


Hugo Mujica
poéticas del vacío




lost memories

































furacus




como el rey en la tená
cayendo por los furacos

por Daniel Franco llamado "el de las muchas bragas"
aria y recitativo para La Galana. peles caleyes de Piñeres
en La Xata La Rifa Festival gracias a Mónica Cofiño
a 12 de octubre de 2012






"Deseo, deseo sabio, no sacamos provecho de nuestras tinieblas sino a partir de ciertas soberanías verdaderas provistas de invisibles llamas que, revelándose paso a paso, nos hacen brillar."
René Char. La bibliothèque est en feu










imágenes latentes gracias a Irma Collin








esta leyenda recuerda a la del escarabajo egipcio llamado jeper o kepra, asimilado al craneo, según veremos, y criatura de la que el escritor Porfirio cuenta que era, para el pueblo del Nilo, la imagen viva del sol naciente y renovador

su jeroglífico significaba el verbo ser o estar y se hallaba por ello ligado a la idea de autocreación y regeneración vital.
veían en la cabeza humana (rosh), portadora del fuego sagrado (esh) que canta, (shar) un tesoro  (osher).

el escarabajo (shirbut), aparentemente entregado a la abominable tarea de manipular estiercol, entretenido en la materia más baja, también es portador del (tob shir) buen cantar. su mensaje consiste en señalar que la cabeza del ser humano, su craneo encierra la clave de una resurrección

observaron que el escarabajo sigue la pauta ignea del sol para ir del poniente de la ignorancia al naciente de la sabiduría, sin dejar por eso de arrastrar la materia, si bien modelándola en la forma más perfecta, la de la esfera.

el canto del fuego convirtiendose en luz en el interior de nuestra cabeza hasta alcanzar la constancia de una transparencia sin mácula

"decidles: hemos nacido de la luz allí donde la luz ha nacido de sí misma. si os preguntan ¿cuál es el signo? decidles: es un movimiento y un reposo"


el fuego es un reposo que conoce el movimiento cuando es despertado

Mario Satz 
música para los instrumentos del cuerpo




(es la carcoma quien con su sueño puesto en claro
sostiene el abismo en que los míos se apartan de su cosear.
cada uno a lo suyo mas por mis poros también el mundo
también sin espacio, el nuevo espacio.

y entre tanto se va desplomando 
sobre la creación la plaga de un nombre 
y su condición: que nada debía morir.
y una cosa más que irrevocable
el olvido bajo sus vigas conservaría
el hueco que le hicieron hospitalario.

como en la tenada quien corrige
quien en la caída horada)







protoplasma











caer de aquí ya dejarse
no hay olvido como tal
antes que la idea diera para enzarzarse
en cumplimiento de protocolos secretos
excita como a cenit ellos invade

a Javier Martín   siguiendo la vibración de ascenso a la base en yermo










Gertrude Bell album O 1909, Turquia 
album B 1905, Hamah, casa keylani


























el árbol mnemónico consta de dos troncos, doce ramas,
ochenta y ocho hojas, dos flores y tres frutos.
conocerlo a fondo supone transformarse en un jardinero del alma,
un maestro de los vientos áspero, ligero, sutil, frío, móvil, duro,
de donde se desprende hasta qué punto
la salud y la enfermedad son estados de meteorología anímica

Mario Satz
música para los instrumentos del cuerpo








San Simeón Estilita. Siria (Bode Museum, Berlín)





el estado de las cosas no es incurable. como una brisa diciéndose en un árbol, así,
casi imperceptiblemente,
un temblor de lo finito indetermina sus límites: la realidad es
errancia que dibuja caminos.



una ausencia que convoca, que llama desde lo abierto:
desde el espacio para una nueva fundación.

Hugo Mújica













a la desesperada










 richard long Slate Drawing Two


(Repite el gesto, abre las manos, con todos los dedos muy separados, los va acercando despacio, después los junta, los aprieta, los crispa, los entrelaza.) Hay que llegar a esto
Si me desvío más de la cuenta, por arriba o por abajo, se va todo al carajo. Hay que procurar tener la red bien prieta, sin agujeros por donde se pueda escapar la emoción, o la luz, o la verdad.


 Pongo el mismo impulso, la misma fe, para agrupar todo lo que anda desperdigado


 Todo lo que vemos se dispersa, se va. La naturaleza es siempre la misma, pero sin que tenga nada fijo, no queda nada de lo que miramos


Nuestro arte, en cambio, le mete el temblor de su duración con los elementos, le da la apariencia de todos sus cambios. Nos obliga a probarla en toda su eternidad. ¿Y qué es lo que esconde? Nada quizás. O a lo mejor todo. Todo, ¿entiendes? Conque voy juntando sus manos errantes...

El color es el punto de reunión de nuestro cerebro y del universo. Por eso resulta tan dramático 






cuando todo su volumen se desploma... Eran bloques de fuego. Aún hay fuego en su inetrior. De día, parece que la sombra retroceda estremeciéndose, como si la asustaran;



He pasado mucho tiempo sin poder, sin saber pintar la Sainte-Victoire, porque le atribuía una sombra cóncava, como tanta gente que no mira, y en realidad, fíjate, es convexa, huye de su centro. En lugar de acumularse, se evapora, se fluidifica. Con todo su azulamiento, participa de la respiración ambiental del aire.







Para pintar bien un paisaje, he de descubrir primero los cimientos geológicos. Piensa que la historia del mundo empieza el día que coincidieron dos átomos, el día que se combinaron dos torbellinos, dos bailes químicos. Percibo la ascensión de esos grandes arco iris, de esos prismas cósmicos, de esa aurora de nosotros mismos por encima del vacío, y me saturo leyendo

bajo esta fina lluvia respiro la virginidad del mundo





Hay un agudo sentido de los matices que me atormenta. Me siento coloreado por todos los matices del infinito. 


 Somos un caos irisado. Llego a ver el motivo y me pierdo. Sueño, divago. El sol me penetra sordamente


Necesito que sea de noche para poder apartar mi vista de la tierra, de este rincón de tierra que me ha fundido. Al día siguiente, temprano, resurgen lentamente las bases geológicas, se establecen capas, los grandes planos de mi tela, dibujo mentalmente su pétreo esqueleto.












 Veo que afloran rocas bajo el agua, noto el peso del cielo. Todo cae a plomo. Una lívida palpitación envuelve los aspectos lineales. Las tierras rojas salen de su abismo.

Comienzo a separarme del paisaje, a verlo. Me distancia mediante ese primer esbozo, esas líneas geológicas. La geometría, medida de la tierra.




De súbito, una lógica aérea, coloreada, reemplaza la sombra, la terca geometría. Todo se organiza, árboles, campos, casas. Veo. A través de manchas. El cimiento geológico, la labor preparatoria, el mundo del dibujo se hunde, se desmorona como una catástrofe. 

Todo desaparece y se regenera por obra de un cataclismo. Nace un nuevo período. ¡El verdadero! Metido en él, ya no hay nada que se me escape, todo es denso y fluido a la vez, natural.






Sólo hay colores, y en los colores claridad, el ser que los piensa, esa exhalación de las profundidades hacia el amor. Lo genial ha de consistir en inmovilizar esta elevación dentro de un minuto de equilibrio, sugiriendo su impulso sin embargo. 


Hay un peso que entorpece, que lastra mi tela, de mi tela hacia abajo. Pesadamente. ¿Dónde está el aire? ¿Dónde la densa liviandad? Lo genial consistiría en separar la amistad de todas esas cosas al aire libre, sin salir de la misma elevación, sin salir del mismo deseo. 

Tú sabes que está transcurriendo un minuto del mundo. ¡Pintarlo en toda su realidad! Y olvidarse de todo por esto. Convertirse en él mismo. Ser entonces la placa sensible. Dar la imagen de lo que estamos viendo, olvidándonos de todo lo que antes habíamos visto




Los bordes de los objetos huyen hacia otro distinto situado en nuestro horizonte.









Oliver Saudan. la montagne sainte-victoire















Paul Cézanne - Joachim Gasquet









Il faut se dépêcher
si l’on veut encore voir quelque chose
car les choses sont en train de disparaître