allí como un clavo iij

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parecería que una aparición tan frágil
debiera indefectiblemente volver al caos del q ha salido.
los asaltos destructores que aguanta
no aportan a su ser gratuito más que imperceptibles modificaciones.
la multiplicación de esos asaltos la inmuniza y la protege.
se presta y se acostumbra a ella.
su autonomía y su identidad
proceden incluso de un suplicio semejante,
a condición de que sea ilimitado.




la presencia no es presencia mas que a distancia
y esa distancia es absoluta, irreductible, infinita.

abrir en el espacio del mundo el intervalo infinito
a partir del cual hay presencia
-para nosotros, pero como sin nosotros.




nos atrae invisiblemente
hacia ese punto, punto único, donde la cosa presente
se trueca en la pura presencia,
presencia de lo Otro en su extrañeza;
es decir, así mismo radical no-presencia.




esta distancia el vacio


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allí como un clavo ij

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si ver conviniera a la relación que ella nos pide.
esta relación es la de una distancia.
esta distancia es absoluta.
a esa distancia absoluta, lo que ante nosotros surge,
pero como sin nosotros, es
el surgimiento de una presencia;
la presencia no es algo presente;
lo que está ahí sin aproximarse,
sin ocultarse,
ignorando todos los juegos de lo inaprehensible,
está ahí con la evidencia abrupta de la presencia
la cual rechaza lo gradual,
lo progresivo, el lento advenimiento,
la insensible desaparición
y, sin embargo, designa una relación infinita.












la presencia es el surgimiento de la presencia separada:
lo que viene a nosotros sin igual,
inmóvil en la instantaneidad de la venida
y ofreciéndose como extraño, tal cual en su extrañeza.






la presencia. está fuera del alcance...
siempre escapa al poder que hace violencia.
la presencia, frente a la destrucción que quiere alcanzarla,
desaparece, pero queda intacta,
retirándose a la nulidad
donde se disipa sin dejar rastro
(no se hereda de la presencia,
no tiene tradición)
a la experiencia de la violencia responde
la evidencia de la presencia que se le escapa.



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allí como un clavo









una obra tan evidente como inaparente
y siempre dispuesta a escapar a lo que la midiera




experimentando la necesidad de interrogarla sin cesar
y sabiendo que no puede repetirla










surgiendo de una presencia separada

obra incesante

discontinuidad del rasgo
ese rasgo sin cesar interrumpido
abriendo el vacío, pero revocándolo






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tela para falda y no oso en la orilla









no paso a paso / migraña

rostro tentado y humano / no

de inaudir / terribilitá








bailar entre ausencias y desgarrón inmovil del tejido del mundo
 
es que perdura o más intensifica esa danza que quiere decantar una ausencia a un público ciego, desviado, desde siempre sentado con la atención doblegada a otra cosa.
pero asumido en la luz, evacuado, menos que un dibujo, insalvable.
aún a una ausencia puede sobrarle algo?
 
la que infiere rasgo mortal rasguño si es toda presencia incomprensible que avanza que no avanza que  canta que no canta.
esa orilla no orilla no poder hacer distinción.
qué osada. la luz gesta
queda.











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facies




el mundo y la persona que están delante de mí 
no son claramente perceptibles en una manifestación luminosa del ser 
sino cuando ya están usados, deteriorados, han desaparecido























Marc-Alain Ouaknin arrostra esa imperceptible casi desaparción de Sally Mann