desbordar






kazban








sobreponerse quiere decir sobrepasar,
pero sosteniendo lo que nos sobrepasa,
sin desviarnos ni tender hacia nada que esté más allá.
no hay nada que alcanzar

nuestra propia fuerza que nos sobrepasa y que no reconocemos,
pero que por eso debemos atraer hacia nosotros

y si él es lo que lo excede,
este exceso no es nada que él pueda poseer ni ser.
 “sobreponerse” está entonces muy lejos de “dominar”.

¿pero es bastante alcanzar el borde?
desbordar: esa es la secreta pasión líquida, la que no conoce medida.
 y desbordar no significa la plenitud sino el vacío,
el exceso respecto del cual  lo lleno no es bastante.

[de ahí]
la obediencia a la caída que,
atrayendo la cosa hacia el centro de gravedad de las fuerzas puras,
hace que ella se apoye y descanse en su plenitud inmóvil

esperar hasta alcanzar el centro puro
donde nos encontraríamos en lo que nos excede.

[de otro modo,]
sustrayéndose  a lo insoportable, se sustraería al momento en que todo se invierte,
cuando el mayor peligro se convierte en la seguridad esencial.

como no has esperado que el peso se te vuelva insoportable: entonces se invierte 
y solo es tan pesado por ser tan puro





yulia kazban



-
figuras graves y que perturban, pero que guardan su secreto.
si acude a la imagen de una madurez vegetal u orgánica
es para enfrentarnos con esa muerte que no queremos tratar
para mostrarnos que tiene un modo de existencia,
y forzar nuestra atención y despertar nuestra preocupación frente a esa existencia.

-no queriendo poner entre él y su fin la mediación de un saber general


donde no hay límites ni formas,
donde hay que sufrir el llamado desordenado de lo lejano:
inevitable y necesario.

ese gran apaciguamiento que, dentro de la mayor tensión, no tiende a nada más.





masao yamamoto




-

ese es el horizonte:  el aprendizaje del exilio,
ese rozar del error que toma la forma concreta de la existencia vagabunda hacia donde se desliza el joven extranjero,
exiliado de sus condiciones de vida,
arrojado en la inseguridad de un espacio donde no podría vivir ni morir “él mismo”.

dar su nombre y su rostro al instante

es la fuerza de nuestra exclusión
que, cuando sobreviene, nos impone el horror de ser excluidos de nosotros.

para que sea “la que despierta” tiene que ser “la extranjera”.

“pero llegará el día en que mi mano me será distante,
y cuando le ordene escribir trazará palabras que no habré consentido.
llegará el tiempo de la otra explicación ,
donde las palabras se desenlazarán,
donde cada significado se diluirá
como una nube y se abatirá como la lluvia.”





masao yamamoto




-
se quedó “precisamente porque es difícil”.
ve en esto la prueba decisiva, la que transforma,
que enseña a ver,
a partir de la cual uno puede volverse un “principiante en sus propias condiciones de vida”.
“si aquí uno logra trabajar se profundiza mucho”.


sigo siendo responsable de esa intimidad a la que no puedo acercarme

es el fruto alrededor del cual todo cambia

cada vez más interior: debe ser como mi forma invisible,
mi gesto el silencio de mi secreto más oculto.
tengo que hacer algo para hacerla, tengo que hacer todo,
tiene que ser mi obra, pero esta obra está más allá de mí,
es esa parte de mí que no ilumino,
que no alcanzo y de la que no soy dueño.

sostener,
dar forma a nuestra nada,
ésa es la tarea.

la obra significa siempre olvidar que hay un arte,

no consiste  en humanizar 
o dominar mediante un acto paciente la extrañeza
hay que entender lo absolutamente extraño,
obedecer a lo que nos supera
y ser fieles a lo que nos excluye.


actividad singular, poco aprehensible,
esencialmente distinta de lo que en general llamamos actuar y hacer.

las relaciones con el tiempo están profundamente cambiadas,
cambiadas también las relaciones con nuestra voluntad.

el sentimiento de que el camino más corto es una falta contra lo indefinido,
si nos conduce hacia lo que queremos alcanzar,
lo que supera todo querer.

-la paciencia habla de otro tiempo, de otro trabajo,
de que no vemos el fin
que no nos asigna ningún objetivo
hacia el cual podamos lanzarnos mediante un proyecto rápido.



 se podría no tener paciencia,
no aprender de la naturaleza a tener paciencia
viendo levantarse el trigo,
silenciosamente,
crecer las cosas –
podría uno estimarse algo tan absolutamente muerto
como para pensar que ni siquiera
se pueda crecer…


Maurice Blanchot - intima con Rilke -
El espacio literario





yulia kazban