Vertical Constellation with Yellow Bone. A. Calder |
1
Fijar la
imagen de una sustancia que aglutina y envuelve.
La obra
define un modo de ver,
un modo de
enfrentarse a la realidad
una manera
de explorar
y, en
resumen, un modo de estar.
Una encarnación implícita de una habitación y su
habitante.
¿Dónde
estará la apariencia sabida?
¿Quién es quien surge? Salud, inmediato
siempre, palpable misterio: presida
forma tan clara a un candor de arrebato.
¿Quién es quien surge? Salud, inmediato
siempre, palpable misterio: presida
forma tan clara a un candor de arrebato.
Domina el
espacio perceptivo del espectador,
gobierna su
mirada y le sitúa en su confrontación.
El cuerpo,
el factor orgánico del creador, resuena en el del contemplador
y esta resonancia se experimenta como algo más allá del lienzo, como un enlace en el
aire.
La caricia adormece,
y a una región conduce
más cercana a la tierra,
a su silencio y sueño,
bien tendidos, dichosos.
y a una región conduce
más cercana a la tierra,
a su silencio y sueño,
bien tendidos, dichosos.
2
Borra o
diluye otras vías de interpretación,
define una
atribución del objeto,
limita a lo
que es ilimitado en el divagar interpretativo.
Hay una
fuente energética, la fuerza de la gravedad
y un objeto
en el que se realiza o efectúa su acción permanente,
un camino
que se recorre a su través.
En virtud de
esa presentación condiciona la mirada
y remite a
la inteligencia y a la experiencia de una habitación más universal,
más distante
aunque omnipresente.
La verdadera
habitación que habitamos participa de la coordenada esencial de la gravedad
que viene
ahora a ser su territorio.
¡Tan
solitariamente se acelera
-y está la noche ahí, variando fuera-
la gravedad de un ansia desvalida!
-y está la noche ahí, variando fuera-
la gravedad de un ansia desvalida!
Llevar la percepción hacia un fondo,
fijarlas como figuras
en un horizonte sobre el cual interpretarlas
y, por medio de ellas, traer a la experiencia esa
sustancia aglutinante y envolvente.
No es una
abstracción, es algo preciso,
las piezas evidencian un ojo con expectativas
y un ojo capaz de abrirse y mirar con inocencia,
un ojo-memoria en disfunción.
el choque
de un desnudo con los sueños de antes.
Las piezas invitan a deshacer expectativas y ver de un modo
nuevo.
Se produce
una oscilación mental, un cuestionamiento entre recuerdo y novedad
y eso
favorece el encuentro con la dimensión inadvertida,
la
gravitación que pasa a protagonizar la escena.
El objeto es transitivo en ese horizonte de
interpretación, actúa en él.
3
Cualquier
objeto o la pared de la habitación son obstáculos en el fluir libre de la vista desde ese centro.
Todo se
conforma en siluetas recortadas sobre ese horizonte.
Se dibuja el
contorno de lo interpuesto, de lo que se antepone al horizonte
y se
configura una región regulada por el mecanismo de la visión.
La mirada se
adelanta al paseo corporal.
Ese campo,
previo y vacio, la verdadera habitación
y la
presencia esencial que justifica la emoción espacial: la habitación de la
vista.
Lo relevante es el juego que se establece entre la
habitación como hecho físico y la habitación de la vista,
el modo en que lo físico se inscribe en el horizonte
visual,
se alía al
sumidero visual.
¡Tú,
ventana a lo diáfano:
modelación del día:
modelación del día:
Una línea
sostiene los puntos de fuga de las visuales
y se
extiende una especie de tela circular formada con las hebras de las miradas.
El límite de
esta tela es un aro que marca una superficie
privilegiada en el espacio continuo a la altura del ojo.
Pero unos ojos libres y móviles promoverían una entidad extraña,
un cuerpo capaz o lugar geométrico de todos los hilos
visuales que vagan en el aire con origen
en unos ojos inquietos que se desplazan
con el movimiento del espectador.
Ese volumen
capaz comprende en su interior todas las miradas particulares, los recorridos
visuales,
el conjunto
de las instantáneas formadas por
fibrillas particulares de ese otro cuerpo universal acumulativo.
Así se
modela un espacio, un campo óptico deducido por el cruce y la densidad geométrica de las trayectorias
de las miradas.
En la
transparencia del aire es un cuerpo invisible y transparente.
con muros
de sombras juntas.
Infinita, sí, trascurre
la noche. Pero se ajusta
-con la precisión de un mundo
soñado por la absoluta
claridad-
Infinita, sí, trascurre
la noche. Pero se ajusta
-con la precisión de un mundo
soñado por la absoluta
claridad-
Al
desplazarse la mirada, el paisaje se
desdobla multiplicándose en innumerables paisajes
y se
despliega en fondos que abarcan lo próximo y lo lejano.
El ojo se
multiplica en innumerables ojos.
La vista se
proyecta en el espacio y también habita en el tiempo.
La línea del
horizonte o ese velo que hemos descrito como integral de líneas
entrecruzadas que da pie a una
superficie ondulante es otro muro de una última habitación.
Ya es secreto el calor, ya es un retiro
de gozosa penumbra compartida.
Ondea la penumbra. No hay suspiro
flotante. Lo mejor soñado es vida.
de gozosa penumbra compartida.
Ondea la penumbra. No hay suspiro
flotante. Lo mejor soñado es vida.
La mirada
fluye y vuela ingrávida, se acerca o se aleja
y salta
sobre el objeto como sobre una presa por deseos de apropiación integral.
La
imaginación del artista es capaz de crear una figura de figuras,
una figura
de la simultaneidad.
el ser que
desde su altura
conspira al derrumbamiento!-
y va a la noche desnuda
con un ansia de catástrofe,
o de postrer paz, en fuga
final ¿hacia qué reposos,
qué aplanamientos, qué anchuras?
conspira al derrumbamiento!-
y va a la noche desnuda
con un ansia de catástrofe,
o de postrer paz, en fuga
final ¿hacia qué reposos,
qué aplanamientos, qué anchuras?
Se presentan
los objetos como si se manejaran como si se tuvieran en la mano,
la imagen de
ese ojo-mano arrastra consigo el
campo óptico
como una
bolsa envolvente que se arremolina sobre el cuerpo representado, sobre el
objeto.
La
representación sugiere una vibrante habitación de la vista,
una
habitación múltiple, una habitación de habitaciones.
Gozo de tu
inocencia confiada,
de tu implícita forma en esa noche
que hace tan suya con amor la mano.
de tu implícita forma en esa noche
que hace tan suya con amor la mano.
A fin de
cuentas se crean las imágenes para ahuyentar la angustia de lo infinito,
la espesura
e impenetrabilidad de lo real,
su densidad
compacta y amorfa.
Entonces
vemos que la percepción necesita de la representación
y sospecho
que no existe percepción sin un paralelo
y simultáneo trabajo de representación.
Ver y
dibujar son la huella y contrahuella en la escalera de la percepción y experiencia del mundo.
Vemos a
partir de una cadena de réplicas y reconocimientos.
El
vaivén de un silencio luminoso
Y entonces
es como una luz que extiende sus dedos abriendo panoramas.
Así que
podemos decir que la visión es un momento en una
oscilación que arranca o nace del caos y a él vuelve.
Lo que se percibe flota en lo irreconocible,
lo que vemos
perfilado y nítido ocupa tan sólo un área reducida,
abierta en
lo informe y rodeada de oscuridad.
El ojo
libre, móvil, tiene un destino táctil, rodea como una mano
y arrastra en su movimiento un espacio definido por el
campo óptico.
La mano
extiende en el aire intenciones motrices,
genera una apropiación del espacio similar a la vista.
Crea en el aire una topología, un edificio sublimado,
un castillo incorpóreo.
La mano es
creadora y sugeridora de espacios.
La mano
dirigiéndose en el aire reclama ante nuestra vista un horizonte.
Se está siempre al principio
de una curiosidad inextinguible
de una curiosidad inextinguible
En el
laberinto que las manos han acotado.
De esta
manera un velo se superpone a la geometría básica compositiva
y se
dinamiza la configuración representada,
negando y socavando la coherencia proporcionada por la
perspectiva del punto fijo al introducir otro espacio de enlaces,
un
itinerario para la vista que va saltando entre ellos de centro en centro, de
nodo en nodo.
Danza el ojo
al compás de las manos,
se desdobla
y pluraliza el campo óptico.
Ha convocado
el horizonte.
La mano del
pintor construyó un suelo con su sereno horizonte
y las manos
desde el cuadro superpusieron aire y viento,
otro estrato geográfico y una nueva integral de juegos
visuales:
otro horizonte.
animal por
ahí, latente.
La mano sale en la búsqueda de ese foco, luz o flor,
que es el punto de fuga expresivo del deseo.
La mano es analogía de una mirada anhelante
o, mejor dicho, sustituye el ver,
es símbolo de otro modo de ver.
La mirada
comprueba aquello que está ya ocurriendo,
pero la mano
prolonga y fuerza la situación hacia su transformación. Introduce el tiempo,
un intervalo
temporal que precede al desenvolvimiento de otras acciones.
¿Y se
perdió aquel tiempo
que yo perdí? La mano
dispone, dios ligero,
que yo perdí? La mano
dispone, dios ligero,
6
Invitación a seguir la exploración de una naturaleza
profunda, hundida en lo somático,
que se ha hecho visible fortuitamente plasmándose como
un efecto de un paso involuntario.
no hay
burla
contra la fe ya animal
de toda la criatura!
Desaparece la estancia.
contra la fe ya animal
de toda la criatura!
Desaparece la estancia.
Esta
capacidad de la mano es la responsable del estilo personal que se asoma como un
maravilloso intruso con su fisonomía y su apariencia singulares.
Mi memoria
ya es carne, ya un placer
Por medio de
las variaciones se visualiza desde un lugar fijo central la extensión de un
territorio y un ámbito propio de la
existencia del calígrafo.
La furia o
la dulzura de este hacer expresa una vida universal
y para que
se muestre esa vida es perentorio y definitivo pasar por una vida concreta,
por la vida
singular de un artista.
El gusto y
la necesidad de la variación y la serie como un medio para definir un
territorio.
La mano se
hace insustituible porque convoca ese horizonte
referido a lo somático y a la naturaleza en la que se inscribe.
De una vez
paraíso,
con mi ansiedad completo.
La piel reveladora
con mi ansiedad completo.
La piel reveladora
7
La mano
aparece así como una frontera,
el filo en
que se negocian esas dos vitalidades.
Dependiendo
de hacia qué lado nos volquemos, la mano es un espejo que refleja un dentro o
un afuera.
Mediante
estas interpretaciones de la acción vemos no solo las inclinaciones físicas del
calígrafo sino también un amplio
repertorio de momentos de la múltiple animación del mundo.
tú como
tú, sin palabras, toda
singular, desnudez
tú, sin palabras, toda
singular, desnudez
La mano pone
en continuidad y sintonía, como frontera sin obstáculo, ambos dominios.
La mano, aun
sin quererlo establece un puente y crea correspondencias entre ellos.
Es una mano-puente que establece vínculos entre
distintas orillas de todo lo orgánico.
Cuando
gobernando el lugar y el tamaño de estos signos
recrea un
ámbito al conectar su configuración a un
espacio mental,
a una
habitación del pensamiento.
La
habitación imaginaria del pensamiento y el papel se confunden ahora en esta
modalidad de reencarnación.
La mano aquí es un instrumento obediente y rebelde a
la vez.
Tiene un
poder que nos supera y nos hace aceptar humildemente nuestra inserción en el
fluir natural,
en el único
campo de operaciones de la naturaleza indistinto en nuestro interior y en el
afuera.
8
Habitamos enel interior de horizontes unas veces conocidos e identificables
y otras indefinidos o borrosos pero experimentables.
y otras indefinidos o borrosos pero experimentables.
Y en esa superposición de horizontes, de
contornos, se encuentra la obra concreta
que habita en esa casa de paredes en la lejanía y que ella misma convoca y trae
a inspección.
Ese entrecruzamiento es la obra.
Todo en el aire es pájaro.
Se cierne lo inmediato
resuelto en lejanía.
Se cierne lo inmediato
resuelto en lejanía.
Participar en la animación de la naturaleza y de los cuerpos en simpatía con las
huellas de otras manos.
Aquellas
facultades hibridas que he identificado analógicamente como ojo y memoria, como
ojo y mano, como mano y ojo y como mano y puente crean un confinamiento.
En
definitiva, se trata de proporcionar la experiencia de estar dentro de las mismas paredes y horizontes que circunscriben la obra creada
y
sentir cómo estas paredes se cierran en
torno a nosotros.
Por un instante se disuelven las fronteras y se
perfila un lugar central en el que se puede estar, vivir,
por el que se puede transitar y en el que también pasa
el tiempo.
Pintar es un trabajo en el interior de un entrecruzamiento de
recintos.
Las formas y
las figuras pintadas son siluetas que, súbitamente, revelan una variedad de
fondos, un conjunto de horizontes atraídos por ellas, un horizonte de
horizontes,
una
habitación multidimensional que emerge de la superficie del papel o que brilla
en la tela.
Pintar es
pintar el horizonte en la mano.
Calladamente resiste el acorde.
(¡Cuánto silencio de mar allá arriba!)
(¡Cuánto silencio de mar allá arriba!)
Juan Navarro Baldebeg
Una caja de resonancia
Jorge Guillén
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