Las más
claras distancias
sueñan lo verdadero.
sueñan lo verdadero.
No hablo de lo inalcanzable por lejanía,
sino de lo que aun siendo próximo resulta indiscernible,
como en una confusión de cosas,
irreconocible en formas o cualidades.
Miramos y solo vemos lo que ya
sabemos ver:
un inventario figurativo
parcial en el interior de un universo
mayor,
más denso y turbio, indiferenciado.
Tal vez ese modo de estar
lo percibido, envuelto en una opacidad exterior.
Puntos de
luz latente dan señales
de una sombra secreta.
Pero el color, infiel a la penumbra,
se consolida en masa.
de una sombra secreta.
Pero el color, infiel a la penumbra,
se consolida en masa.
Desnuda está
la carne. Su evidencia
se resuelve en reposo.
Monotonía justa: prodigioso
colmo de la presencia.
¡Plenitud inmediata, sin ambiente,
se resuelve en reposo.
Monotonía justa: prodigioso
colmo de la presencia.
¡Plenitud inmediata, sin ambiente,
Un pequeño y fascinante teatro de un mundo cerrado y redondo que forma una guirnalda de acentos de luz.
Esas escenas fueron fruto de una
observación o de una síntesis de
observaciones.
Así se han condensado y fijado unos rasgos
del mundo:
lo que recogió la retina, luego
interpretado en un proceso mental y manual.
Las figuras plasmadas en la
transparencia se superponen ahora a lo circundante
y giran nítidamente sobre un telón
de fondo impreciso.
Son la huella de una aprehensión y
recreación que navega en el aire
como un destilado físico de algo
visualmente consumado.
Flota en una cinta aérea cual impresión en una
retina que se ha hecho diáfana e inorgánica.
aun vibra
bajo el impulso de una imagen, mero
fantasma. Pido, quiero.
un imán se me impone fibra a fibra.
bajo el impulso de una imagen, mero
fantasma. Pido, quiero.
un imán se me impone fibra a fibra.
Y es la misma luz en que se sumerge
el ojo del contemplador.
La luz es idéntica en ambos mundos:
el ámbito de lo representado y la
habitación que aloja el objeto de cristal:
los dos están atravesados por la
misma animada sustancia luminosa.
La luz es cierta, y esa luz es a la
vez la de su propio sol virtual.
Luz nada
más. He ahí los amantes
El horizonte de ese lugar
prefigurado en la representación
es un círculo en el interior de otro
círculo,
correlativo a nuestro intencionado
dominio ocular.
La participación de los efectos
casuales de la luz
y el posicionamiento concéntrico de
los horizontes
crean una situación especialmente
emocionante porque indica la fusión de un medio imaginario y otro real, unidos
ahora en un tejido común de rayos de luz
e hilos visuales.
Las incisiones en el cristal son un
diagrama,
un mapa de algo
previamente observado que cobra vida y se funde en lo actual.
Charles Simonds. Sevice Diane |
Pestañas
cerradas: horizonte
final. ¿Acaso nada?
Pero quedan los nombres.
cerradas: horizonte
final. ¿Acaso nada?
Pero quedan los nombres.
Sobre un fondo
vivaz de inestabilidades,
una figura nítida nos sorprende en el interior de
vagas luces y sombras.
Se desarrolla entonces un paseo
perceptual,
un ir y venir en una secuencia de
reconocimientos,
apoyándose unos en otros
a partir del
tropiezo inicial con unos signos ya formados.
Mis manos y
mis labios y mis ojos
rehacen un incesante viaje
de reconocimiento que a la vez descubre
rehacen un incesante viaje
de reconocimiento que a la vez descubre
donde nunca
es tarde:
Todo es cúpula. Reposa
Todo es cúpula. Reposa
La doble articulación ante el
observador,
su ambivalencia al ser tan pronto
solo un objeto y tan pronto, además, depositario de un mensaje visual,
es un modelo resumido de ese paso y el
enrarecimiento de la mirada en los procesos de percepción.
Se trata de una mirada que
viene acompañada de una memoria de capacidades manuales y de un ejercicio previo en la fijación
de figuras.
Reconocemos la
inestabilidad de interpretaciones,
los cambios en los
planos de observación,
las tentativas en
la selección de rasgos,
en el encajado y
extracción de líneas o relieves.
Ver es un acto
selectivo, es afirmar y negar,
forzar unas
relaciones, disipar otras,
supone un proceso
de decantación
y entonces ocurre
una súbita transfiguración
de un fragmento de
lo real ante nosotros
que emerge de la
realidad entera.
El contemplar la convivencia de sus
distintas formas de existencia y de sus funciones
nos lleva a preguntarnos sobre esa
conjunción
y por dónde y cómo se anudan y se entremezclan
dos reinos sobre un
mismo plano de continuidad.
A su contacto uno salta sobre otro y
asistimos a una transfiguración en el juego de reciprocidades.
Por tu carne
la atmósfera reúne
términos. Hay paisaje.
la atmósfera reúne
términos. Hay paisaje.
Habitualmente nuestro vínculo óptico
con las cosas
es despreocupado, desatento, carente
de intencionalidad.
Sin embargo, la copa, con su
representación
que es un residuo de lo real y además es realidad viva,
posee una capacidad
desencadenante de nuevas incursiones visuales
La conjunción de ambos estados y
capacidades y su reversibilidad
–objeto o deposito vivo de imágenes–
ahuyenta el miedo a
lo desconocido,
porque la aparente
facilidad de ese tránsito
borra las fronteras
entre las representaciones y la realidad.
Además esa fácil alternancia y
transitividad
supone un descanso
en la ansiedad por comprender lo que nos rodea
y es como una delegada en funciones.
Absorbe, seduce y fija la mirada,
pero también es ejemplo y guía de
todo mirar.
Garantiza el pasaje
del mirar al ver.
De vez en cuando desencadena y
extiende la visión
en el dominio de lo que alcanza la mirada,
fijando y perfilando motivos,
enfocándolos y atrayéndolos al interior de un cerco de luz.
Luego se disipan esas apariciones y
se sumergen en la ambigüedad del resto,
en los azares de las luces y las
sombras.
Gozo de
gozos: el alma en la piel,
ante los dos el jardín inmortal,
el paraíso que es ella con él,
óptimo el árbol sin sombra de mal!
ante los dos el jardín inmortal,
el paraíso que es ella con él,
óptimo el árbol sin sombra de mal!
Su razón de ser no depende de la
complejidad formal,
pero considero que es precisa la
estructura,
el puente que une distintos planos
de existencia
y distintos grados en la captación
visual.
Parece que en ellos se cuenta algo,
una leyenda dulce,
pero en rigor no importa lo que se
narra cuál sea el relato.
Es tan sencilla la situación que no
ocupa casi un lugar en el pensamiento.
Desde su insignificancia se aprecia
más claramente la esencia de una construcción,
la manera en que se
presenta una mirada
en distintos
grados de apropiación
en una sucesión de
planos,
en horizontes
concéntricos accesibles entre sí.
siesta del horizonte,
lumbres en lucha y coro:
lumbres en lucha y coro:
Juan Navarro Baldebeg
Una caja de resonancia
Jorge Guillén
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