ser cráneo













cerámica totonaca









La cebolla no es una caja. En ella el continente se identifica exactamente con lo que
ésta contenido,
la corteza es el núcleo: no hay jerarquía posible, por lo tanto, entre el centro y la periferia.
Una solidaridad inquietante, problemática, basada sobre el contacto - pero
también sobre intersticios infradelgados -, anuda la envoltura y la cosa envuelta.
El afuera, aquí, no es sino una muda del adentro.












la exploración anatómica, el recorrido perspectivista, la teorización de las formas, tienen solamente consecuencias desestabilizadoras: hitos invertidos o destruidos, visión de las cosas entregada al extrañamiento, a lo nunca (jamás) visto, a las paradojas. Compendiando lo cual, el espacio de nuestra visibilidad familiar se distorsione y se transforme en un lugar literalmente abierto, lugar de
dilataciones, lugar construido de imprevisibles y de desafíos al sentido común.

- esta curiosidad que ahonda incesantemente y organiza en el cuerpo humano toda una red de pozos, de puntos de vista, de cortes para la mirada.

dar vuelta al fundamento de la misma visibilidad?
¿Es decir dar vuelta al espacio que esta visibilidad admite. «Dar vuelta a la cabeza»,


La «elucidación matemática» habrá dejado libre curso al surgimiento de abismos orgánicos, de espacios-caracol, de puntos de vista imposibles.
Al antropomorfismo lleno del espacio visible, a la simple descripción de los cuerpos, se sustituye en adelante el antropomorfismo (cavado) hueco (ahuecado) de un lugar visual libremente puesto en obra: lugar para inventar - en el sentido arqueológico del término: cavar para sacar a la luz - una forma humana inédita.
Lugar para que surja lo esencial, es decir una inquietante rareza.











Al menos saben, desplazando los puntos de vista, dando vuelta a los espacios, inventando nuevas relaciones y nuevos contactos, encarnar las cuestiones más esenciales, lo que es mucho mejor que creer y responder.

este no-saber y  este contacto reunidos.


descubrir la relación evidente que va del lugar táctil al lugar del pensamiento.
el misterio debe comprenderse a partir del hueco donde él mismo se encuentra:
el fantasma de la falla del hombre, y ese cráneo es

un cráneo toponímico, un lugar de fundación
Antes del cráneo-signo, antes del cráneo-objeto, está pues el cráneo-lugar,


escultor de umbrales - cuestiones de lugar y cuestiones de ser, planteadas y esculpidas simultáneamente, al mismo tiempo.
Es decir que de sus manos no surgen ni objetos ni lugares. Surgen más bien lugares producidos en sus «estados nacientes», en sus estados de umbrales visuales y táctiles.

transforma los objetos en actos sutiles del lugar, en lugares que aparecen





giuseppe penone. albero e pietra. 1969 performance






hacerse en la dinámica intrínseca de los procesos de formación, de las morfogénesis físicas

sin descanso, pregunta por su despliegue y por su «estado naciente».

«Yo creo que todos los elementos son fluidos. La piedra misma es fluida: una montaña
se desintegra, se convierte en arena. No es más que una cuestión de tiempo. La corta
duración de nuestra existencia hace que llamemos “duro” o “blando” a éste o aquel
material. El tiempo hace tambalear estos criterios. La escultura se funda sobre la cercanía
de un material duro y un material maleable - aquí el formón que penetra en la madera.


cada gesto, cada momento, es producido en la coextensión de cosas habitualmente pensadas como contradictorias.


hacer una excavación es hacer la anamnesis
del material donde se ha hundido la mano: lo que la mano retira del material no es otra
cosa que una forma presente donde se han aglutinado, inscrito, todos los tiempos del
lugar singular de los cuales está hecho el material, de donde saca su «estado naciente».
La memoria es una cualidad propia del material: la materia es memoria.

posibilitar, en la tierra abierta - obrada -, un pasaje para formas que tienen ellas mismas
la memoria de su devenir, de su nacimiento o crecimiento futuros.
crear en la tierra el abrazo íntimo de una contra-forma (o más bien de una forma en su sentido original, que es el negativo) de su cabeza y de semillas vegetales
para que su cabeza en estado naciente pueda lentamente asomar a partir de un lugar distinto al vientre materno







Giuseppe Penone. Essere Fiume






«Toda búsqueda sobre los vacíos presupone lo lleno. Este lleno es el escultor él mismo, puesto que con su tijera, con sus manos, ejerce la presión que crea los volúmenes. El vaso puede ser visto como un substituto de las manos del alfarero, como una suma de impresiones, como una matriz capaz de recrear (cuando se toma el vaso) la piel del artesano.








una huella del tiempo, cuyo espacio propio - diré mejor el lugar, el umbral - invierte o
reversa todos nuestros puntos de referencia familiares: lo que hace posible, paradojalmente, desarrollar la intimidad de un gesto o de un contacto.
‹‹El espacio nos precede. El espacio ha precedido a nuestros antecesores. El espacio
continuará después de nosotros. Fosilizar los gestos seguramente o probablemente
realizados en un determinado lugar reduce el uso posible del espacio, pero marca el
espacio mismo
Crear una escultura es un gesto vegetal; es la huella, el recorrido, la adherencia en potencia, el fósil de gesto hecho, la acción inmóvil, la espera


Pero tocar no es agarrar, ni aún menos poseer, dominar.

Su objeto mismo sería la huella, en el doble sentido del vestigio y del «estado naciente»: «punto de vida y punto de muerte»,


el objeto del conocimiento se convierte en una materia que nos envuelve, nos descentra, no nos entrega ninguna certeza.


Era como caminar en mi piel y caminar en la piel del espacio.»
Entre el «espacio» y «yo», no hay nada más que mi piel. Es un receptáculo, un portaimpresiones del mundo que me rodea y me esculpe. Es, al mismo tiempo, un campo de exploración de mi destino - el del tiempo que me esculpe

Piel-límite o piel-próxima, piel-división o piel-inmersión, piel ciega o piel descifradora de formas







Giuseppe Penone 1981



Pero, cuando tocamos algo con la mano, el lugar preciso del contacto se vuelve invisible (hay que levantar la mano para ver lo que se toca). Esta es la paradoja propia de las imágenes-contacto, que producen su visualidad aún cuando acontezca un toque ciego:

«La adherencia, la relación del útil con la tierra, la presión, todo engendra la imagen.
En ese momento la piel se disimula a la vista, sólo queda la lectura táctil, por contacto, y se presenta entonces la imagen de la presión. Es la piel por completo desaparecida a causa de la adherencia que suscita la imagen. Al mismo tiempo la piel es modelada y ella misma modela; esto depende de la elasticidad, de la densidad, de la agilidad y de la facultad de recordar que la materia posee.»








«Las Hojas del cerebro. Los párpados cerrados, la exacta definición de los límites y del espacio del pensamiento, reflejan la noción de nuestro cuerpo en el espacio.
»Párpados cerrados definición del lleno de la escultura. Opuesto al vacío del ver.
»Párpados cerrados, hemisferios cerebrales, materia del pensamiento.
»Párpados cerrados, aislamiento, islas del ver.
»Párpados cerrados, definición del subsuelo, recorrido del subsuelo, sedimento de polvo.
»Párpados cerrados, anotación del espacio.»


Pieles, párpados, envoltorios cervicales: Cada una, cada uno, no es, en el fondo más que un caso límite del otro, de la otra, según una lógica espacial que puede recordar la cebolla. Y todas serán vistas
como cortezas o como hojas -
las hojas mismas siendo vistas como «piel del aire» -,
puesto que todas proceden de una misma dynamis, de un mismo género de ley morfogenética.


«Un frottage sobre el enramado en los nudos de las ramas y de los troncos, sobre las briznas de hierba, sobre las hojas, sobre la corteza. […] Capturar el viento del bosque. Recorrer de un gesto el verde del bosque. Borrar el verde del bosque. Agregar el verde del bosque al mismo bosque.»



«Hojas del cerebro», «párpados cerrados», «anotación del espacio»: la escultura
tomaría entonces valor de piel porque sería capaz de desarrollar (por contacto, por
frottage, por proyección) una espacialidad que la experiencia visible no alcanza a tocar,
a abrazar. ¿De qué espacio de extrañeza, de qué lugar se trata?

un lugar para perderse - un «lugar que no lleva a ninguna parte».
Es un lugar donde debemos progresar a tientas, táctilmente, porque somos incapaces de prever sus múltiples ramificaciones.

es tomar el «sendero desaparecido», renunciar a las formas previsibles, vislumbrar un encaminamiento en la falta de evidencia del material informe:

Es, enseguida, un lugar para perder el espacio - para refutarlo, invertirlo como los dedos de un guante, reversando todas las coordenadas usuales.



Lo mismo que el cerebro que tiene necesidad de espacio, incapaz como es de imaginarse en su espacio real.
nuestro propio cerebro es incapaz de imaginar su verdadera espacialidad.
Los frottages de redes venosas meníngeas ofrecen al mismo tiempo un desarrollo, un reporte exacto del relieve endocraneano, y un reversamiento de sus - inaccesibles - coordenadas espaciales.






Giuseppe Penone. Palpebra









Giuseppe Penone - Paesaggio del cervello.


  








Georges Didi-Huberman





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