cerámica totonaca |
La cebolla no es una caja. En ella el continente
se identifica exactamente con lo que
ésta contenido,
la corteza es el núcleo: no hay jerarquía
posible, por lo tanto, entre el centro y la periferia.
Una solidaridad inquietante, problemática, basada
sobre el contacto - pero
también sobre intersticios infradelgados -, anuda
la envoltura y la cosa envuelta.
El afuera, aquí, no es sino una muda del adentro.
la exploración anatómica,
el recorrido perspectivista, la teorización
de las formas, tienen solamente consecuencias desestabilizadoras:
hitos invertidos o destruidos, visión de las cosas entregada al extrañamiento,
a lo nunca (jamás) visto, a las paradojas. Compendiando lo cual, el espacio de
nuestra visibilidad familiar se distorsione y se transforme en un lugar
literalmente abierto, lugar de
dilataciones, lugar construido de imprevisibles y
de desafíos al sentido común.
- esta curiosidad que ahonda incesantemente y
organiza en el cuerpo humano toda una red de pozos, de puntos de vista, de
cortes para la mirada.
dar vuelta al fundamento de la misma visibilidad?
¿Es decir dar vuelta al espacio que esta
visibilidad admite. «Dar vuelta a la cabeza»,
La «elucidación matemática» habrá dejado libre
curso al surgimiento de abismos orgánicos, de espacios-caracol, de puntos de
vista imposibles.
Al antropomorfismo lleno del espacio visible, a
la simple descripción de los cuerpos, se sustituye en adelante el antropomorfismo
(cavado) hueco (ahuecado) de un lugar visual libremente puesto en obra:
lugar para inventar - en el sentido arqueológico del término: cavar para sacar
a la luz - una forma humana inédita.
Lugar para que surja lo esencial, es decir una inquietante
rareza.
ail. Francis Courtemanche |
Al menos saben, desplazando los puntos de vista,
dando vuelta a los espacios, inventando nuevas relaciones y nuevos contactos,
encarnar las cuestiones más esenciales, lo que es mucho mejor que creer y
responder.
este no-saber y
este contacto reunidos.
descubrir la relación evidente que va del lugar
táctil al lugar del pensamiento.
el misterio debe comprenderse a partir del hueco
donde él mismo se encuentra:
el fantasma de la falla del hombre, y ese cráneo
es
un cráneo toponímico, un lugar de fundación
Antes del cráneo-signo, antes del cráneo-objeto,
está pues el cráneo-lugar,
escultor de umbrales - cuestiones de lugar
y cuestiones de ser, planteadas y esculpidas simultáneamente, al
mismo tiempo.
Es decir que de sus manos no surgen ni objetos ni
lugares. Surgen más bien lugares producidos en sus «estados
nacientes», en sus estados de umbrales visuales
y táctiles.
transforma
los objetos en actos sutiles del lugar, en lugares que
aparecen
giuseppe penone. albero e pietra. 1969 performance |
hacerse en la
dinámica intrínseca de los procesos de formación, de las morfogénesis físicas
sin descanso, pregunta por su despliegue y por su
«estado naciente».
«Yo creo que todos los elementos son fluidos. La
piedra misma es fluida: una montaña
se desintegra, se convierte en arena. No es más
que una cuestión de tiempo. La corta
duración de nuestra existencia hace que llamemos
“duro” o “blando” a éste o aquel
material. El tiempo hace tambalear estos
criterios. La escultura se funda sobre la cercanía
de un material duro y un material maleable - aquí
el formón que penetra en la madera.
cada gesto, cada momento, es producido en la
coextensión de cosas habitualmente pensadas como contradictorias.
hacer una excavación es
hacer la anamnesis
del material donde se ha hundido la mano: lo que
la mano retira del material no es otra
cosa que una forma presente donde se han
aglutinado, inscrito, todos los tiempos del
lugar singular de los cuales
está hecho el material, de donde saca su «estado naciente».
La memoria es una cualidad propia del material: la
materia es memoria.
posibilitar, en la tierra abierta - obrada -, un
pasaje para formas que tienen ellas mismas
la memoria de su devenir, de su nacimiento o
crecimiento futuros.
crear en la tierra el abrazo íntimo de una
contra-forma (o más bien de una forma en su sentido original,
que es el negativo) de su cabeza y de
semillas vegetales
para que su cabeza en estado naciente pueda
lentamente asomar a partir de un lugar distinto al vientre materno
«Toda búsqueda sobre los vacíos presupone lo
lleno. Este lleno es el escultor él mismo, puesto que con su tijera, con sus manos,
ejerce la presión que crea los volúmenes. El vaso puede ser visto como un
substituto de las manos del alfarero, como una suma de impresiones, como una
matriz capaz de recrear (cuando se toma el vaso) la piel del artesano.
una huella del tiempo, cuyo
espacio propio - diré mejor el lugar, el umbral - invierte o
reversa todos nuestros puntos de referencia
familiares: lo que hace posible, paradojalmente, desarrollar la intimidad de un
gesto o de un contacto.
‹‹El espacio nos precede. El espacio ha precedido
a nuestros antecesores. El espacio
continuará después de nosotros. Fosilizar los
gestos seguramente o probablemente
realizados en un determinado lugar reduce el uso
posible del espacio, pero marca el
espacio mismo
Crear una escultura es un gesto vegetal; es la
huella, el recorrido, la adherencia en potencia, el fósil de gesto hecho, la
acción inmóvil, la espera
Pero tocar no es agarrar, ni aún menos poseer,
dominar.
Su objeto mismo sería la huella, en el doble
sentido del vestigio y del «estado naciente»: «punto de vida y punto de
muerte»,
el objeto del conocimiento se convierte en una
materia que nos envuelve, nos descentra, no nos entrega ninguna certeza.
Era como caminar en mi piel y caminar en la piel
del espacio.»
Entre el «espacio» y «yo», no hay nada más que mi
piel. Es un receptáculo, un portaimpresiones del mundo que me rodea y me
esculpe. Es, al mismo tiempo, un campo de exploración de mi destino - el del
tiempo que me esculpe
Piel-límite o piel-próxima, piel-división o piel-inmersión,
piel ciega o piel descifradora de formas
Pero, cuando tocamos algo con la mano, el lugar
preciso del contacto se vuelve invisible (hay que levantar la mano para ver lo
que se toca). Esta es la paradoja propia de las imágenes-contacto, que producen
su visualidad aún cuando acontezca un toque ciego:
«La adherencia, la relación del útil con la
tierra, la presión, todo engendra la imagen.
En ese momento la piel se disimula a la vista,
sólo queda la lectura táctil, por contacto, y se presenta entonces la imagen de
la presión. Es la piel por completo desaparecida a causa de la adherencia que
suscita la imagen. Al mismo tiempo la piel es modelada y ella misma modela;
esto depende de la elasticidad, de la densidad, de la agilidad y de la facultad
de recordar que la materia posee.»
«Las Hojas del cerebro. Los párpados cerrados, la exacta definición de los límites y del espacio del pensamiento, reflejan la noción de nuestro cuerpo en el espacio.
»Párpados cerrados definición del lleno de la
escultura. Opuesto al vacío del ver.
»Párpados cerrados, hemisferios cerebrales,
materia del pensamiento.
»Párpados cerrados, aislamiento, islas del ver.
»Párpados cerrados, definición del subsuelo,
recorrido del subsuelo, sedimento de polvo.
»Párpados cerrados, anotación del espacio.»
Pieles, párpados, envoltorios cervicales: Cada
una, cada uno, no es, en el fondo más que un caso límite del otro, de la otra,
según una lógica espacial que puede recordar la cebolla. Y todas serán vistas
como cortezas o como hojas -
las hojas mismas siendo vistas como «piel del
aire» -,
puesto que todas proceden de una misma dynamis, de un
mismo género de ley morfogenética.
«Un frottage
sobre el enramado en los nudos de las ramas y de
los troncos, sobre las briznas de hierba, sobre las hojas, sobre la corteza.
[…] Capturar el viento del bosque. Recorrer de un gesto el verde del bosque. Borrar
el verde del bosque. Agregar el verde del bosque al mismo bosque.»
«Hojas del cerebro», «párpados cerrados»,
«anotación del espacio»: la escultura
tomaría entonces valor de piel porque sería capaz
de desarrollar (por contacto, por
frottage, por proyección) una
espacialidad que la experiencia visible no alcanza a tocar,
a abrazar. ¿De qué espacio de extrañeza, de
qué lugar se trata?
un lugar para perderse - un
«lugar que no lleva a ninguna parte».
Es un lugar donde debemos progresar a tientas, táctilmente,
porque somos incapaces de prever sus múltiples ramificaciones.
es tomar el «sendero desaparecido», renunciar a
las formas previsibles, vislumbrar un encaminamiento en la falta
de evidencia del material informe:
Es, enseguida, un lugar
para perder el espacio - para refutarlo, invertirlo como los dedos de un
guante, reversando todas las coordenadas usuales.
Lo mismo que el cerebro que tiene necesidad de
espacio, incapaz como es de imaginarse en su espacio real.
nuestro propio cerebro es incapaz de imaginar su verdadera espacialidad.
nuestro propio cerebro es incapaz de imaginar su verdadera espacialidad.
Los frottages de redes venosas meníngeas ofrecen al mismo tiempo un desarrollo, un reporte exacto del relieve endocraneano, y un reversamiento de sus - inaccesibles - coordenadas espaciales.
Giuseppe Penone. Palpebra |
Giuseppe Penone - Paesaggio del cervello. |
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